jueves, 19 de marzo de 2015

Cazando Auroras Boreales

Jueves, 19/03/2015

El tiempo en marzo en Islandia no dejaba entrever la claridad suficiente como para vislumbrar uno de las metas de nuestro viaje: las Auroras Boreales. A través de la página web http://en.vedur.is/weather/forecasts/aurora/ intentamos buscar la zona más propicia sobre nuestro itinerario y así coincidir con dicho fenómeno. A veces la desesperación y negatividad nos decía que no íbamos a ver ninguna, sin embargo el rayo de esperanza siempre nos decía que esa noche iba a ser la noche.


El martes hicimos guardias sin resultado. El paseo nocturno, sin embargo, bajo el cielo estrellado, tan perfecto, tan claro hizo que las horas sin sueño, en vela y paseando unos acompañados, otros solos, fueran casi idílicos. Jamás vi tantas estrellas como en Islandia, nunca antes vi pasar un satélite ante mis ojos, jamás la via láctea había sido más clara, ni la estrella polar más luminosa... El cosmos, el firmamento, tan perfecto, dando esa luz que debían haber contemplado nuestros ancestros en los días de oscuridad...


Había magia alrededor, ¿la creábamos nosotros? Sólo sé que la naturaleza, el frío nocturno, los miles de millones de millones de puntitos titileantes me transportaban a un mundo irreal, fuera del tiempo y el espacio. Lugar donde podría culminar mi existencia, lugar donde por fin poder reposar.


El miércoles por la noche, casi fuera de pronóstico, Arturo salió a buscar las cervezas enterradas en hielo, y gritó: "Hey, chicos. Venid. La estoy viendo." Ni reaccionamos pensando que nos estaba tomando el pelo. Al salir allí estaban esos rayos de color blanquecino cabalgando en la oscuridad. Esos rayos bailando sonatas en el cielo, fluyendo de sur al norte, o del norte al sur. Un águila de luz blanquecina se desplegada justo encima de nosotros, se contraía y volaba.


Cenamos, y salimos con esa botella de ron, y nos perdimos por la negrura del bosque cercano sentándonos en esa hierba amarilla que tenia forma de champiñón. Y miramos el cielo, durante horas, calentando nuestros cuerpos con alcohol y dejando nuestras almas perderse en la inmensidad del espacio. Bailes, luchas, tonterías varias... dieron paso a nuestra pequeña embriaguez unos de ron otros Jägermeister, pero todos del espacio y su inmensidad.


Las auroras nunca llegaron a ser verdes, sin embargo conectamos con la inmensidad.

SUNKINDARKNESS